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La Inteligencia Artificial se ha colado en nuestras vidas, también en la experiencia de cliente. No obstante, 8 de cada 10 consumidores prefieren ser atendidos por personal en sus dudas y reclamaciones. Analizamos los retos de la IA para mejorar la capacidad de respuesta.
El informe ServiceNow Consumer Voice Report 2025 analiza cómo la Inteligencia Artificial está transformando los hábitos de los consumidores en los países de la región EMEA, incluida España, en relación con el servicio al cliente, y cómo la experiencia emocional empieza a jugar un papel tan importante como la eficiencia operativa.
El análisis de este año se basa en una encuesta a una muestra de 17.000 adultos (1.000 en España) y se centra especialmente en la percepción de la IA en los procesos de customer care. Sus resultados revelan importantes cambios de paradigma: los consumidores ya no quieren una tecnología que se limite a realizar unas tareas, sino que buscan un modelo en el que la IA y la inteligencia emocional se integren para ofrecer una experiencia más humana.
En España se sigue percibiendo importantes carencias de empatía en la experiencia con la IA: un 57 % de los entrevistados destaca que los chatbots aún no son capaces de captar señales emocionales, y un 62 % considera que, por ahora, solo ofrecen respuestas repetitivas y guionizadas.
Sin embargo, y a pesar de este escepticismo, algo está cambiando y el 68 % de los consumidores españoles cree que la IA acabará siendo capaz de detectar emociones en el futuro próximo. En particular, un 61 % prevé que los chatbots desarrollarán más capacidades empáticas antes de que termine el año, y un 69 % piensa lo mismo de los asistentes de voz.
«Los consumidores españoles ya no se conforman con respuestas automáticas básicas, sino que esperan que la IA agilice las interacciones, se anticipe a sus necesidades y actúe como un aliado que potencie, no reemplace, a los agentes humanos. Las empresas que logren integrar con éxito la inteligencia artificial en una atención al cliente centrada en las personas, no solo ganarán en eficiencia, sino también en confianza y fidelización».
El informe pone de manifiesto un claro déficit de confianza en la IA: los consumidores la aceptan por su rapidez y comodidad en tareas de bajo riesgo, pero en situaciones de mayor carga emocional quieren la supervisión humana.
En España, la IA es una herramienta útil para gestiones rutinarias y sencillas, como solicitar un taxi (15%) o hacer el seguimiento de un paquete (16%). Sin embargo, la confianza se reduce notablemente cuando hay más en juego. Todavía son pocos los consumidores españoles que delegarían en la IA tareas delicadas como cerrar una cuenta bancaria (solo un 5% lo haría), cancelar una transacción sospechosa (7%) o compartir información médica (7%).
De todas formas, esta dinámica podría cambiar en los próximos tres años: el 38 % de los españoles que hoy no recurriría a la IA para cancelar una transacción sospechosa cree que sí lo hará en el futuro, lo que supone un aumento de 31 puntos. El cambio es aún más marcado entre los jóvenes: el 60 % de los españoles entre 18 y 34 años, que ahora no confiarían en la IA para cerrar una cuenta bancaria, cree que sí podrá hacerlo dentro de un trienio, frente a solo el 26 % de los mayores de 55.
Aun así, hay tareas que seguirán requiriendo la supervisión humana. El 39 % de los consumidores de nuestro país nunca confiaría exclusivamente en la IA para cancelar una transacción sospechosa. Eso no significa que esta tecnología no tenga cabida, sino que su papel será complementario: puede agilizar las operaciones en segundo plano, apoyando a los agentes en la entrega y finalización de la operación para proporcionar cercanía y confianza.
El 92% de los consumidores españoles quiere respuestas rápidas y precisas de los servicios de atención al cliente. Quieren un servicio ágil y veloz, pero el 80% de los entrevistados en nuestro país sigue eligiendo los canales de asistencia humana, a pesar de ser los que más frustración generan por los largos tiempos de espera (53%) o la necesidad de repetir la misma información más veces (39%). Se trata de una clara contradicción, sobre todo teniendo en cuenta que la asistencia telefónica con agentes humanos es el canal que más eligen casi dos quintas partes de los entrevistados cuando tienen prisa.
Por el contrario, los servicios basados en IA, como los chatbots o asistentes de voz, no alcanzan el 10% de las preferencias, sin importar las emociones funcionales de los consumidores. Aunque se espera que estos sistemas gestionen situaciones complejas, la paciencia se reduce notablemente ante errores de la IA, que suelen interpretarse como fallos del sistema. Frente al 46% de los encuestados que acepta que los agentes humanos puedan equivocarse en la gestión de una incidencia, solo el 36 % de los españoles tolera una confusión cuando interactúa con sistemas basados en IA.
La conclusión es que se exige más precisión a la IA que a las personas, pese a que no se confía del todo en la capacidad de esta tecnología de proporcionar asistencia eficiente. De hecho, el 47 % de los españoles asocia la complejidad de ciertas gestiones —con múltiples pasos o niveles— con interacciones con sistemas automatizados, más que con humanos.
Esta brecha entre expectativas y confianza pone de manifiesto la necesidad de replantear la relación con el cliente: no basta con mejorar los canales existentes, sino que es clave utilizar la inteligencia artificial y el análisis de datos para anticiparse a sus necesidades antes de que aparezcan.
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