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Durante décadas, la fidelización del cliente ha sido un pilar estratégico para el comercio. Desde las tradicionales tarjetas de puntos hasta los programas de descuentos exclusivos, el objetivo ha sido siempre el mismo: incentivar la recurrencia y premiar la lealtad. Sin embargo, la digitalización y el auge del eCommerce han variado radicalmente este escenario. David Herrando de Pensumo reflexiona sobre este cambio de las reglas de juego,
Los consumidores han pasado de acumular sellos en papel a gestionar toda su experiencia de compra y su relación con la marca a través del móvil, lo que a la vez ha transformado los modelos de fidelización. Hoy en día, la fidelización no solo compite con la inmediatez del comercio online, sino que además debe aportar un valor real y tangible. No basta con ofrecer un 5% de descuento en la próxima compra: los clientes buscan propuestas útiles, alineadas con sus necesidades y preocupaciones actuales. ¿Cómo pueden las marcas adaptarse a esta nueva realidad y ofrecer incentivos que realmente importen? ¿Y si, además de premiar la lealtad, ayudaran a construir un futuro financiero más sólido para sus clientes?
En este nuevo escenario, muchos comercios han sabido adaptarse y aprovechar nuevas formas de fidelización, independientemente de si operan en tiendas físicas, entornos digitales o combinan ambos canales. Lo importante ya no es tanto el medio, sino la capacidad de conectar con el cliente a través de propuestas de valor que trasciendan el momento de compra. Actualmente, cada vez más marcas, están demostrando que la fidelización puede construirse a través de la comunidad, la autenticidad y los valores compartidos. Ya no se trata solo de retener clientes, sino de conectar con ellos desde lo emocional, porque este cambio cultural redefine lo que significa ser una marca cercana y relevante.
En esa misma dirección caminan iniciativas como Pensumo, Pensión por Consumo, que replantean la fidelización desde un ángulo más profundo: el del impacto personal y duradero. Su propuesta es sencilla pero poderosa: por cada compra que un cliente realiza en un comercio adherido y paga con una tarjeta registrada en la app gratuita de Pensumo, se destina automáticamente un porcentaje del importe a un plan de pensiones a su nombre.
Así, no se trata solo de recompensar la compra con beneficios inmediatos, sino de generar un impacto positivo para el futuro del cliente. Se ofrece un valor añadido que se materializa en un ahorro real y acumulativo para la jubilación, sin tarjetas de fidelización, sin puntos, sin descuentos temporales. Solo valor que permanece.
Este modelo convierte a los comercios participantes en agentes de bienestar financiero. Al integrar el ahorro para la jubilación dentro del propio acto de compra, estos establecimientos no solo diferencian su propuesta frente a la competencia, sino que construyen una relación con el cliente, basada en la confianza y la utilidad. Además, pueden ver reflejado un aumento en el ticket medio y mejorar su reputación social al vincular su actividad a un propósito relevante para la sociedad, como es asegurar una buena jubilación. Porque fidelizar ya no es solo premiar el momento, sino acompañar al consumidor en su futuro.
De este modo, a través de Pensumo, el comercio se alinea con una tendencia clara: la búsqueda de propósito en el consumo. Hoy, cada decisión de compra es también una declaración de valores. Y ofrecer al cliente una forma de ahorrar para su jubilación mientras consume, sin que le cueste más ni le exija cambiar sus hábitos diarios, es una interesante opción para fidelizar y retener a los clientes en el largo plazo.
Porque, en un entorno cada vez más competitivo y digitalizado, apostar por modelos de fidelización que generen un beneficio real es una ventaja clara. Y en este nuevo mapa, los comercios que eligen crear vínculos desde la utilidad y el propósito estarán un paso por delante.
¿No es hora de que fidelizar signifique también ayudar a construir el futuro de nuestros clientes?
David Herrando, director general de Pensumo, Pensión por Consumo.