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En los últimos años hemos visto cómo los productos vegetales, plant-based y con símbolos y etiquetas que indican «vegan» han proliferado en los lineales de los supermercados españoles. Hablamos con Proveg sobre etiquetado transparente y su postura ante las críticas suscitadas en la industria de la alimentación y bebidas.
El mercado minorista español de alimentos de origen vegetal es el cuarto mayor de Europa, y las ventas aumentaron un 9 % entre 2020 y 2022, hasta situarse en los 447,4 millones de euros, según Good Food Institute. Y todo indica que el sector plantbased seguirá creciendo en los próximos años.
Estos datos no hacen más que poner de relieve el creciente interés por parte de los/as consumidores/as en productos vegetales, más sostenibles, éticos e incluso más saludables.
En contrapartida, debido a este gran interés, nos encontramos con peticiones por parte del sector cárnico más tradicional para prohibir el uso de términos tan descriptivos y útiles para el/a consumidor/a como «salchicha» o «hamburguesa». Y si hablamos de las alternativas a los lácteos, las peticiones van incluso más allá, queriendo prohibir el uso de frases como «alternativa vegetal a los lácteos» o «estilo cheddar».
Todas estas peticiones se hacen alegando que los/as consumidores/as “no saben lo que están comprando”, a pesar de los muchos estudios que han demostrado que las personas no están confundidas y eligen productos plant-based precisamente porque es lo que buscan.
Aún así, vemos como se pone a los consumidores y consumidoras como excusa para frenar el avance del sector vegetal. Las evidencias son claras, el 93 % de los/as consumidores/as afirma diferenciar perfectamente un producto vegetal de uno animal y, por el contrario, 9 de cada 10 afirma no saber qué estaría comprando si se usaran términos tales como «disco vegetal» en lugar de «hamburguesa vegetal», según el estudio de Percepción de nomenclatura de los alimentos vegetales[1].
Todo esto, nos ha llevado a ver críticas irresponsables hacia los productos plant-based, algunas de ellas alegando que son alimentos procesados que, por un lado, no se puede generalizar que sean productos malos per se, un bote de garbanzos es un alimento procesado y altamente saludable a la vez. Además, existe una amplísima variedad de productos plant-based, y un producto no tiene nada que ver con otro, incluso dentro de la misma categoría.
Por otro lado, gran cantidad de estos productos intenta ser una alternativa vegetal a un alimento procesado de origen animal, por ejemplo, las salchichas, las hamburguesas, la mortadela, etc. Entonces, ¿por qué poner el foco únicamente en los procesados plant-based?
También vemos que otro gran argumento en contra de las alternativas vegetales es que intentan desplazar el consumo de alimentos cárnicos, pero ¿acaso esto es malo?
Los principales organismos científicos, como el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, ya han dejado muy claro que debemos promover el cambio hacia dietas más basadas en plantas si queremos tener la oportunidad de mantenernos dentro de los 1,5 grados de temperatura acordados internacionalmente como objetivo en el Acuerdo de París. Por eso, los gobiernos y el sector privado deberían fomentar el consumo de alimentos saludables y respetuosos con el medio ambiente, a la vez que se promueve la reducción del consumo de carne, producto que ya comemos muy por encima de las recomendaciones para la salud.
Recordemos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga el consumo de carne roja como probablemente carcinógeno para humanos (Grupo 2A) y el consumo de carne procesada es carcinogénico para los humanos (Grupo 1).
Por eso, además, sería una gran irresponsabilidad por parte de los gobiernos subvencionar campañas publicitarias que promuevan aumentar el consumo de carne cuando ya es excesivo.
Estamos totalmente de acuerdo en que los/as consumidores/as merecen un etiquetado transparente e informativo que les permita tomar decisiones informadas sobre los alimentos que compran, y eso incluye poder saber si un producto plant-based sabe a atún, tiene textura de salchicha o es una alternativa vegetal al yogur, sin necesidad de descifrar nombres de productos recién inventados y desconocidos. ¿Acaso alguien sabría adivinar que «discos vegetales» hace referencia a un producto que imita en sabor, textura y uso a una hamburguesa?
Abogamos por crear una definición clara de lo que son las alternativas vegetales a la carne y los lácteos, ya que al ser un sector tan reciente también carece de una categoría oficial propiamente dicho.
Desde ProVeg recomendamos no mirar con miedo este nuevo mercado, sino más bien tomarlo como la oportunidad de expandir la actividad comercial. Los/as consumidores/as están ansiosos/as por tener más y mejores alternativas vegetales a los productos animales de toda la vida, y las razones no faltan (sostenibilidad, salud, ética, etc.).