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Carles Duarte, Client Partner of Retail and Consumer goods de Plain Concepts, explica para Retail Actual las claves del nuevo retail que pasan por ser más personalizado, tecnológico y sostenible.
El retail no está desapareciendo, se está reinventando. Y la tecnología se presenta como el motor de ese cambio. Vivimos una transformación profunda en la que la tienda física deja de ser únicamente un punto de venta para convertirse en un centro de experiencia, marca y logística para poder competir con la venta online.
La relación entre consumidores y marcas se redefine: lo importante ya no es solo lo que se vende, sino cómo, dónde y con qué propósito. En este nuevo contexto, la tecnología no es un añadido, sino una palanca estratégica. Desde la inteligencia artificial hasta el análisis de datos, pasando por plataformas omnicanal, soluciones de sostenibilidad o herramientas de comercio social, el futuro del retail se construye sobre una base tecnológica sólida, ágil y centrada en las personas.
Esta realidad transforma las tiendas físicas en mucho más que puntos de venta: se convierten en centros de experiencia donde el consumidor busca inspiración, conexión y valor añadido. También son espacios estratégicos de marca y logística, donde la interacción personalizada, la convivencia con el entorno digital y la recogida y devolución eficiente de pedidos online se vuelven elementos clave para fidelizar y diferenciarse.
Para ello, es esencial aplicar tecnologías como la inteligencia artificial, que actúa como el cerebro operativo del retail, optimizando toda la cadena de valor: desde la predicción de la demanda hasta la gestión autónoma del inventario y la mejora del servicio al cliente, con recomendaciones o promociones personalizadas. En este contexto, la privacidad de los datos se ha convertido en una pieza clave para construir la confianza de las marcas.
En un entorno cada vez más consciente y exigente, las empresas que apuesten por una gestión transparente y responsable de la información de sus clientes serán las que logren construir relaciones sólidas y duraderas. Ofrecer un valor claro a cambio del consentimiento será clave, convirtiendo la privacidad no solo en una obligación legal, sino en una ventaja competitiva y un factor de diferenciación estratégico para la marca.
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