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La transformación digital también es para el pequeño comercio. Slava Bogdan, CEO de Flowwow, nols da las claves.
Hace diez años, pensar que alguien podría comprar flores desde el teléfono y enviarlas al otro lado del mundo en cuestión de horas parecía ciencia ficción. Hoy nos resulta cotidiano, pero esa simplicidad esconde un cambio profundo: la forma en que valoramos la experiencia de comprar. Los clientes buscan autenticidad, cercanía y productos que tengan significado, incluso si nunca han visitado la tienda física.
Para las pequeñas y medianas empresas, este cambio plantea un desafío claro. Mantener la identidad del negocio y la relación cercana con los clientes, mientras se adaptan a un mercado cada vez más global y competitivo. La tecnología ha abierto puertas que antes parecían inalcanzables. Las herramientas digitales ayudan a organizar pedidos, a optimizar procesos, a gestionar inventario y a comprender mejor las expectativas de los clientes. La gran aclamada inteligencia artificial, por ejemplo, permite anticipar tendencias, ofrecer recomendaciones más precisas y mejorar la logística. Todo esto acerca a los negocios más pequeños la capacidad de competir con grandes empresas, sin perder su esencia.
Los marketplaces especializados se han convertido en un puente entre lo local y lo global. Permiten que un negocio con productos únicos llegue a clientes en otras ciudades o países, sin perder la autenticidad que lo define. Además de ofrecer visibilidad internacional, proporcionan a las pymes herramientas de digitalización que antes estaban fuera de su alcance: gestión de pedidos, analítica de datos, automatización del servicio al cliente o integración de sistemas de pago. Muchos de estos entornos digitales acompañan a las tiendas paso a paso en su proceso de transformación, ayudándolas a vender online, y al mismo tiempo a entender mejor a su público, optimizar su logística y tomar decisiones más informadas.
Pero la digitalización va más allá de la logística o la presencia en marketplaces. También transforma la manera en que los negocios entienden la experiencia de sus clientes. La posibilidad de anticipar necesidades, ofrecer experiencias y productos personalizados y generar interacciones significativas redefine el valor que un comercio puede aportar. No compiten únicamente por precio, también por ofrecer algo que haga que los clientes quieran volver, que sientan que hay cuidado, creatividad y cercanía detrás de cada transacción.
Las nuevas generaciones, millennials y Gen Z, buscan marcas con las que conectar emocionalmente. Según datos del IESE, el 35% de los consumidores compra motivado por sus emociones, y cada vez más lo hace no solo por necesidad, sino por placer o por vínculo. Esta tendencia abre una oportunidad para los pequeños comercios: convertir cada compra en una historia compartida. En un contexto de consumo más emocional, los negocios locales tienen una ventaja natural: conocen a sus clientes, entienden sus preferencias y pueden ofrecer experiencias más humanas. La tecnología, bien aplicada, no sustituye ese vínculo; lo amplifica.
En este contexto, plataformas como Flowwow se han convertido en ecosistemas digitales que conectan miles de negocios locales con clientes locales e internacionales. En España, un país con una fuerte cultura de tiendas familiares y artesanales, hemos visto cómo floristerías, confiterías y tiendas de plantas se han apoyado en la tecnología para expandir su alcance sin perder lo que las hace únicas. Además, esta conexión digital ayuda a los comercios a combatir la estacionalidad, diseñando campañas y momentos de consumo más allá del calendario tradicional, lo que contribuye a estabilizar ingresos durante todo el año.
El futuro del comercio parece moverse hacia un modelo híbrido. La proximidad sigue siendo importante, pero la tecnología permite ampliar el alcance y explorar oportunidades antes impensables. Las empresas que logren combinar creatividad, atención al cliente y herramientas digitales estarán mejor preparadas para adaptarse a un mercado cambiante, generar valor y consolidar relaciones duraderas. Historias como la de Flowwow muestran que la innovación puede convertirse en un aliado para los comercios locales.
En un mundo cada vez más conectado, entender esta interacción entre lo local y lo digital deja ser una opción. Es, hoy más que nunca, una necesidad para cualquier negocio que quiera seguir siendo relevante, creativo y cercano en la próxima década.